Novela en desarrollo, paciencia por favor.

A la derecha aparece una lista de capítulos, comenzar por 1.a, 1.b, 1.c, 2... etc ^^

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14/6/11

1.a

Gonzalo Vallejo abrió los ojos sobresaltado y se encontró sumido en una pegajosa oscuridad azul, los latidos que atropellaban su pecho le recordaron que algo lo había obligado a despertar, estaba asustado pero no podía dilucidar el motivo, se sentó en la cama y escuchó. Desde el departamento de al lado llegaba un diálogo monótono interrumpido cada tanto por la música de ambientación de una mala película de terror. Su vecino no podía dormir sin el maldito aparato encendido, era como su chupete. No podía haber sido eso, sólo era un murmullo y estaba más que acostumbrado a convivir con él. El rumor de la calle comenzaba a crecer a esa hora, motores y bocinas se desperezaban como si el silencio estuviera hecho para romperse. Un teléfono sonaba con insistencia en la oficina del piso superior, nunca faltaba un desubicado. Un perro ladraba histérico en un edificio contiguo. Sonidos normales para un miércoles por la madrugada. Una gota caía esporádicamente en la ducha del baño, marcando el compás del tiempo con mayor lentitud que el reloj, tal vez por eso Gonzalo creyó que habían pasado pocos minutos desde que despertara y en realidad había transcurrido casi media hora. Sin embargo, todavía no eran ni siquiera las cuatro. ¿Podría haber sido una pesadilla lo que alterara su descanso? No. Estaba seguro de haber oído algo, que lo asustaba porque de una manera se relacionaba con otra cosa enterrada en su mente.
Gonzalo se pasó una mano por la barbilla. Hacía varios días que no se afeitaba. ¿Para qué? Ella no volvería por más que lo hiciera. Se levantó de la cama y se dirigió a la cocina. Hacía calor, el sudor convertía la remera que tenía puesta en una trampa pegajosa, se la sacó con rabia y la arrojó en un rincón. Las costillas sobresalientes evidenciaban lo mal que había vivido los últimos meses. Abrió la heladera, sacó una botella con agua de la que bebió grandes sorbos y luego se tiró un poco en la cabeza para terminar de despabilarse, el frío recorriendo su pecho le recordó el sobresalto que lo había despertado. Entonces supo que había sido un grito, uno desgarrador, desesperado. El eco del grito en su cabeza hizo que se le pusiera la piel de gallina, estaba seguro de que era la voz de Constanza.
Tambaleante, se sentó donde pudo y trató de tranquilizarse. No era momento de hacer deducciones ridículas ni de poner a prueba su cordura, eran las cuatro de la mañana, hacía mucho calor y estaba en calzones en mitad de la cocina, hacía un par de semanas que no dormía ni comía bien y tomaba más de lo que debía. Constanza lo había dejado hacía más de un mes. No era cuestión de buscar excusas, pero tampoco de hacer de cuenta que las circunstancias de su vida actual eran normales y su visión sobre los hechos, objetiva.
Era posible que lo hubiera despertado un grito, vivía en una ciudad insegura, esas cosas pasaban, claro que habitar un departamento en un piso 10 hacía que los ruidos de la calle llegaran muy lejanos. El grito podía haber provenido incluso de un edificio cercano, de un piso elevado. No podía sacarse de encima la sensación de miedo que el recuerdo le provocaba, casi había sentido el dolor que el alarido trasmitía, el terror que ese dolor reflejaba. Sí, el grito había sido real, no tenía dudas sobre eso. Ahora con respecto a Constanza... Gonzalo se masajeó las sienes con gesto de consternación, su cabeza no podía emitir ningún juicio respecto de algo que se relacionara con ella. Pero esa voz...
-No. -Se puso de pie y agachó la cabeza, mirándose las rodillas con los ojos entrecerrados.- Estabas durmiendo. ¿Cómo carajo vas a reconocer una voz que escuchaste dormido? ¡No podrías reconocer ni a tu vieja llamándote cuando dormís! Asunto terminado.
Apretó los puños y cinco minutos más tarde estaba en la ducha.

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