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(Instantáneas urbanas.)

Multitud en el subte. Una niña llora sobre su capricho desatendido. Hora pico de sudores entremezclados. Una mirada se posa sobre otra que no ve. Instrospección alienante. Escrutinio cuidadoso busca signos de deterioro interno.
"Damas y caballeros en esta oportunidad tengo el agrado de ofrecerles..." Tijeras, aguja e hilo. Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir las puertas para ir a jugar.
Miradas que van pero que no vuelven. Fuera del gigantesco gusano de metal la oscuridad cría monstruos (cuervos) que se alimentarán de tus ojos.
"Próxima estación Carlos Pellegrini, combinación con líneas C y D". Bifurcaciones mentales que desembocan en gritos horrorizados en mitad de la noche, en imágenes lascivas de violaciones colectivas, en madres asesinadas por no acceder a los caprichos de sus hijos. Ira, lujuria, soberbia, envidia. Magma subterráneo de enfermos pecados capitales. Las puertas se abren y desparraman su vómito por la ciudad.