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(Instantáneas urbanas.)


Semáforos titilando en una intersección más oscura que la noche misma. Alguien llora mordiendo una almohada, alguien silencia su llanto con palabras duras.
Los perros les ladran a los fantasmas que los gatos miran en respetuoso y aterrado silencio. Alguien canta una canción que nadie escucha.
Un par de ojos rojos se entrecierra mientras el sopor invade el resto del cuerpo y una risa tonta escapa de los labios que besan intermitentemente el porro encendido.
Una mujer nunca se perdonará las consecuencias de sus actos. Un hombre lucha contra los prejuicios ajenos -y los propios- sopesando sus inclinaciones sexuales. Un niño engaña a su hambre eterna jalando poxi en la boca de un subte. Una niña pierde su inocencia a manos de quien debería preservarla.
La luna asciende y evita iluminar, con su mudez horrorizada, a las bestias que se gestan entre las sombras.
Alguien se masturba en el anonimato de la noche observando una figura desnuda en un balcón. Su semen cae en el vacío existencial que los envuelve a todos.
Suena una bocina que disfraza un grito que señala el dolor de alguien que muere y los demás ignoran.