Imagen: Mouse trap |
(Instantáneas urbanas)
Si pudiesen verse los hilos que
unen a todos los habitantes de la ciudad... si fueran conscientes de que cada
uno de sus actos tiene incontable cantidad de consecuencias. Una mirada
ignorada, una tenida en cuenta. Una sonrisa a destiempo, una malinterpretada.
Los hechos desarrollados en el interior de un monoambiente pueden ser
imaginados tan nítidamente como si fuesen reales. La ausencia de una persona en
su puesto de trabajo se interpreta como inactividad absoluta. Hilos-actos.
Hilos-ideas. Las personas no pueden dejar de pensar. Hay quienes son
conscientes de esos hilos, y aprender a manejarlos a voluntad puede ser muy
provechoso (muy peligroso).
Una pareja se despide con una cogida mucho más intensa que la anterior, suponen el piso desierto y no reparan en silenciar sus gritos y gemidos. El portero del edificio ha subido por las escaleras y sigilosamente se acerca a la puerta, los sonidos lo calientan sobremanera, escucha, imagina y se toca con disimulo, mirando a los extremos del pasillo con asiduidad. Acaba en sus pantalones antes que la escena de sexo finalice, corre a cambiarse de ropa y en el camino oye algo que no debe, que no le gusta, que comienza a carcomer su entereza desde ese mismo momento.
Una pareja se despide con una cogida mucho más intensa que la anterior, suponen el piso desierto y no reparan en silenciar sus gritos y gemidos. El portero del edificio ha subido por las escaleras y sigilosamente se acerca a la puerta, los sonidos lo calientan sobremanera, escucha, imagina y se toca con disimulo, mirando a los extremos del pasillo con asiduidad. Acaba en sus pantalones antes que la escena de sexo finalice, corre a cambiarse de ropa y en el camino oye algo que no debe, que no le gusta, que comienza a carcomer su entereza desde ese mismo momento.
Mensajes que cambian de manos,
noticias omitidas cuya transmisión podría haber ahorrado dolores de diferentes
índoles e intensidades, palabras pronunciadas por puro capricho que provocarán
un alud tan imprevisto que ni el ratón de mejor olfato podría haberlo eludido.
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